Humanidad:
Una noción contingente
Tal y como demuestran Lévi-Strauss
y Tocqueville el reconocimiento del hombre por el hombre, implicado en la
noción de humanidad, lejos de ser natural es fruto de la historia. Es posterior
a este reconocimiento, en pleno siglo XX, que muchos hombres se sitúan del otro lado del cristal perdiendo en
este sentido la idea de humanidad.
A lo largo de este siglo
ocurren movimientos importantes en la noción de Historia, por un lado, citando
a Finkielkraut, el siglo XX ha sido escenario de un enfrentamiento entre las
dos componentes de la idea moderna de humanidad, la dignidad y la Historia, y
esta batalla se ha desencantado hacia el lado del triunfo sangriento de la
Historia sobre la dignidad.
La dignidad le atribuye un valor intrínseco a
cada ser humano permeado por su individualidad, la Historia, por otro lado, le
atribuye al ser humano un valor siempre relativo, en el plano de las cosas el
individuo desaparece; la gran forma esbozada por los individuos es la única que
ha de considerarse. Como afirma Renan, la verdadera nobleza no consiste en
tener un nombre propio, un genio propio, sino en participar en la noble raza de
los hijos de Dios, en ser un soldado perdido en el inmenso ejército que avanza
hacia la conquista de lo perfecto. La primera guerra mundial, en relación a su
escala, establece esta virtud del soldado desconocido, neutralizando la
experiencia de humanidad.
Comprendiendo el siglo XX como
un período en el que es manifiesta la guerra total, se expresa un reduccionismo del individuo a
ser una pieza del dispositivo, y toda existencia se convierte en energía.
El concepto de evolución, que
introduce y considera la vida natural como histórica, se mezcla con la idea de
raza como un nuevo principio histórico para el Nazismo, sustituyendo al
anterior principio de nación. Es desde esta perspectiva que la política, según
la raza construye la historia de la humanidad. La historia ya no es el
escenario de unas aventuras múltiples y entrecruzadas, como antes eran las
naciones los materiales visibles de la Historia, sino un único proceso de
fabricación.
La misma noción de raza es la
que viene a establecer diferencias entre los seres humanos y jerarquías
procedentes de un orden natural, asimismo la Historia como un proceso de
fabricación involucra la necesidad de la guerra y en este sentido de la
subordinación del ser humano hacia una meta superior o histórica, y de
establecer la virtud del soldado desconocido perdido en el inmenso ejército que
avanza hacia la conquista de lo perfecto.
De esta forma podemos
considerar que la noción de humanidad va ligada a la concepción y desarrollo
histórico. Es posible identificar que, cambiando los principios históricos, en
este caso la introducción del principio de raza, cambia la posición del
individuo y la noción misma de humanidad, la posición que adquiere el ser
humano en el proceso histórico se vuelve distinta. De ahí que la humanidad se
pierde pero es posible encontrarla, ya que finalmente se encuentra revestida de
un carácter contingente y cambiante.

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