Por medio del estudio del pensamiento de Karl Marx. Atendiendo a sus principales tesis y perspectivas esgrimidas en el manifiesto comunista, referentes a su manera de concebir la historia, la lucha de clases y la sociedad ideal (así como los medios para llegar a ésta), y transitando en este sentido por un esbozo obligado del papel del partido comunista ; sus ideas bases y procedimientos. El objetivo de este trabajo es analizar y comparar desde una perspectiva teórica sus ideas, en contraste con el desarrollo del pensamiento y la ideología Socialdemócrata. Apoyándome en algunos de los postulados de uno de sus ideólogos más importantes: Eduard Bernstein.
Como consideración adicional, es importante tener siempre en mente al pensamiento de marx y su vocación, como una vocación eminentemente revolucionaria. Que en estos términos busca constantemente forzar el proceso histórico que se considera irremediable dadas las condiciones objetivas en la sociedad así como las contradicciones inherentes al sistema capitalista de producción. Que posteriormente marcarán el tránsito de una sociedad capitalista hacia una dictadura del proletariado u organización socialista.
La temática me parece interesante en el sentido de que las revoluciones sociales que se han llevado a la práctica y que se encuentran más apegadas a la perspectiva marxista, acompañadas posteriormente por una implementación del modelo socialista o comunista, han sido a la luz de la experiencia histórica un rotundo fracaso. Sin embargo, podemos apreciar que tras la revivificación del capitalismo después de la segunda guerra mundial y al margen de la prevalencia de este modelo en las economías de Europa; la socialdemocracia ha sobrevivido y ha sido capaz de presentarse como una manera exitosa de organización obrera así como un medio generador de conciencia de clase, sin mencionar que ha conquistado el poder político en muchos países y encaminado una serie de proyectos y reformas que tienden a la socialización y democratización de la economía. En otras palabras; es posible que de ser maduras las condiciones económicas en el mundo (cuestión que en un principio negará la socialdemocracia), el proyecto socialdemócrata es hoy la única manera viable de encaminarnos hacia una organización socialista de la economía y la sociedad.
En apego al objetivo antes planteado intentaré proceder en el trabajo de la siguiente manera: Exponer los términos cruciales así como las ideas Marxistas relevantes, socialdemocracia, etc. Y contrastarlas a nivel teórico así como en el nivel práctico que proponen.
Posteriormente abundar de manera superficial sobre algunas de las condiciones históricas, políticas, ideológicas y sociales que dan origen a las diferencias y contrastes que conllevan a considerar a la perspectiva del socialismo revolucionario y a la socialdemocracia como categorías mutuamente excluyentes. En otros términos me propongo exponer algunas de las razones por las cuales la socialdemocracia renuncia al ímpetu revolucionario y se encuadra dentro del respeto a las reglas de la democracia liberal y la aceptación dentro de ciertos límites de la economía de mercado y la propiedad privada.
Importancia del Manifiesto Comunista: materialismo histórico, lucha de clases, revolución social y partido comunista.
"Los medios mediante los cuales el comunismo obtiene sus fines presuponen una teoría de la revolución, es decir, una teoría política. Y esto es el manifiesto en su intención más perdurable: una respuesta a cómo conquistar el poder político"[1].
“La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos, se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otra franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases en pugna”[2]. Marx comprende esencialmente la historia como resultado de una tensión dialéctica entre las relaciones de producción imperantes en una sociedad y el desarrollo de las fuerzas productivas; a este respecto afirma: “Producir la vida, tanto la propia con el trabajo como la de los otros con la procreación se nos presenta así, desde ahora como una doble relación: natural por un lado y social por el otro (social en el sentido de acción conjugada de diversos individuos, no importa en qué condiciones, de qué manera y con que finalidad). De donde se desprende que un modo de producción o un estadio industrial determinados van siempre ligados a una forma de cooperación o a un estadio social determinado y que este tipo de cooperación es a su vez una “fuerza productiva”, también se desprende que la suma de las fuerzas productivas disponibles al hombre determina el estado social y por tanto es necesario estudiar y elaborar la “historia de la humanidad” siempre en relación con la historia de la industria y el intercambio”[3]. Marx afirma que toda vez que las relaciones de producción y el desarrollo de las fuerzas productivas entran en conflicto o dejan de corresponderse (conflicto que es inevitable), surge entonces una revolución social que cambia las relaciones de producción y con ello todo el edifico político, cultural y jurídico que le corresponde y justifica las relaciones de producción existentes (la estructura económica condiciona la superestructura).
En este sentido Marx expone las contradicciones inherentes al sistema capitalista y que irremediablemente tienden a su destrucción “las relaciones burguesas de producción y de cambio(…) que han hecho como por encanto tan potentes medios de producción y de cambio, se asemejan al mago que ya no es capaz de dominar las potencias infernales que ha desencadenado con sus conjuros. Desde hace algunas décadas, la historia de la industria y del comercio no es más que la historia de la rebelión de las fuerzas productivas modernas contra las actuales relaciones de propiedad que condicionan la existencia de la burguesía. Basta mencionar las crisis comerciales que, con su retorno periódico plantean, en forma cada vez más amenazante, la cuestión de la existencia de toda la sociedad burguesa”[4]. Estas crisis surgen debido a que “La burguesía no puede existir sino a condición de revolucionar incesantemente los instrumentos de producción y, por consiguiente, las relaciones de producción, y con ello todas las relaciones sociales”[5], siempre tiende a expandir mercados que después se agotan, a lo que procede una crisis de sobreproducción. Parafraseando la tesis marxista, la burguesía no sólo crea “las armas necesarias para su destrucción sino que también crea a los hombres que empuñarán esas armas, los proletarios”, “la lucha de estos pasa por diferentes etapas, su lucha comienza con su surgimiento (…) el desarrollo de la industria acrecienta el número de proletarios y los concentra en masas considerables; su fuerza aumenta y adquieren mayor conciencia de la misma. Los intereses y las condiciones de existencia de los proletarios se igualan cada vez más a medida que la máquina va borrando las diferencias en el trabajo y reduce el salario, en todas partes, a un nivel igualmente bajo”. Los proletarios tienden a unirse y establecer una lucha en términos de clases, en este sentido Marx le da el papel al proletariado de clase revolucionaria y remarca el potencial histórico del mismo como clase autoconsciente capaz de realizar la revolución social y política que reconcilia las contradicciones; finalmente el objetivo del proletariado es derrocar violentamente a la burguesía aboliendo todo modo de apropiación. El partido comunista destaca y hace valer los intereses de todo el proletariado (de diversos países), sus objetivos son la constitución de los proletarios en clase, abolición de la propiedad privada, el derrocamiento de la dominación burguesa y la conquista del poder político. Proponen convertir el capital (fuerza social, suma del trabajo acumulado) de propiedad privada a propiedad colectiva, como un medio de ampliar, enriquecer y hacer más fácil la vida del trabajador. Una vez abolida la forma de apropiación burguesa sigue la desaparición definitiva de los antagonismos de clase. "En este sentido la revolución consiste en la elevación del proletariado en clase dominante, conquistar el poder de manera violenta y en generar conciencia de clase (ser conciente de los antagonismos que existen entre la burguesía y el proletariado)"[6].
Rasgos de la socialdemocracia y principales diferencias con el socialismo revolucionario: Revisionismo, reformismo y algunos rasgos históricos.
El distanciamiento de la socialdemocracia respecto al pensamiento marxista clásico comienza con el revisionismo enunciado por Bernstein; el cual partiendo de las premisas de un socialismo científico llega a conclusiones cognoscitivas y operativas muy diversas y propone revisar muchos de los principales postulados del marxismo. Primordialmente se llega a lo siguiente: Que la concentración y acumulación de capital no se ha realizado en los términos previstos por Marx, un ejemplo de ello es la extensión de las empresas de capital social. Por otro lado ha habido mejoras en los niveles de vida de amplios sectores de la población (los salarios no tienden a caer producto de las crisis), y tampoco se ha dado una simplificación de la sociedad en su estructura y organismo. Asimismo se han revolucionado las condiciones de lucha del proletariado, cuestión que incluso volvería al Manifiesto comunista algo obsoleto, la democracia se ha transformado en conquista y herramienta popular y supera la necesidad de una insurrección violenta, por lo que la confrontación electoral y la presencia parlamentaria se transforman en el método central de avance al socialismo.
Las consecuencias prácticas de este revisionismo se cristalizan en aquello que en política llaman reformismo. "La distancia entre reformismo y revolución es clara a partir de la concepción que ambos tienen de la nueva sociedad y su relación respecto a la democracia liberal y el capitalismo. En este sentido el socialismo revolucionario es declaradamente antitético en el campo económico, político, cultural y civil al capitalista democrático; y es justamente a partir de la contraposición entre ciudad del futuro y ciudad del presente que en su seno predomina la tendencia a considerar necesaria la violencia. Reformista es en cambio aquel movimiento que apunta a mejorar y perfeccionar, tal vez radicalmente, pero sin destruir el ordenamiento existente, porque considera valores absolutos de civilización los principios sobre los que se basa; aunque pueda criticar en situaciones particulares el modo concreto de traducir en práctica dichos principios"[7]. “De ahí que en su seno predominan los sustentadores de la vía gradual y pacífica, en cuanto que la violencia podría comprometer los valores de fondo”. Los principios que se defienden son; la libertad individual, la democracia y el bienestar para todos. “No se puede negar el vínculo entre estos valores y el advenimiento de la sociedad burguesa capitalista. Sin embargo es innegable que ésta, en la sistematización producida en la fase inicial de industrialización, presenta un estridente contraste entre los principios afirmados y la exclusión de la gran mayoría de su goce efectivo”[8].
El reformismo tiene la plena convicción de que hay medidas suficientes que pueden regular la economía de mercado en vista de un funcionamiento más fácil y de una distribución más equitativa de los beneficios; en contraste los revolucionarios consideran que los bajos salarios, la desocupación permanente, la crisis de superproducción son consecuencias inevitables del capitalismo, y el ordenamiento del estado, aun liberal y democrático, refleja la realidad socioeconómica de la que emana y apunta a defenderla: es atropellado por ella, no modificado ni mejorado.
Por otra parte el reformismo considera que la eficiencia económica, alcanzable tras una injerencia regulatoria sobre las estructuras económicas, crea los medios para la participación democrática efectiva y llega por esta vía al único socialismo que tiene sentido, que es aquel realizado por las masas y para las masas, y que se muestra como un resultado del gradual crecimiento en cultura y conocimientos de una clase autoconsciente. Dicho lo anterior el reformismo puede considerarse como un socialismo liberal que concilia en su máxima expresión la libertad y la igualdad (lleva a la práctica los principios que establece la sociedad burguesa pero que debido a los efectos que genera la desigualdad distributiva de recursos, inherente a su organización se quedan muchas veces sólo en la teoría). En palabras de Bernstein. “El movimiento es todo, el fin es nada: El mejoramiento progresivo de las condiciones generales de los trabajadores y de las instituciones político sociales que lo permiten, es el bien supremo y tangible, el fin, es decir el autogobierno político y económico de las masas es una línea móvil en el horizonte, que tiene ante todo un valor direccional, pero que jamás será alcanzada, como jamás se alcanza el horizonte"[9].
Históricamente la socialdemocracia se vio en la encrucijada entre entrar en la arena de la competencia política o no. El principal cuestionamiento que se hacía a este respecto era que si la democracia liberal, producto de la burguesía, podía ser un instrumento mediante el cual se pudiera destruir a la misma burguesía; ¿No interrumpirían ellos mismos la legalidad al ver que sus intereses se encuentran en riesgo?, sin embargo desde una perspectiva histórica la socialdemocracia se vio obligada a tomar el camino de la democracia representativa y parlamentaria por varias razones.
En principio se dieron cuenta de que el sufragio universal era un agente que desencadena la lucha de clases y se erigía como un instrumento mediante el cual los obreros, que no tienen injerencia alguna en las decisiones de producción y distribución en cuanto tales, si podían tenerla en cuanto ciudadanos, “los trabajadores pueden dar curso a sus exigencias sólo colectivamente y sólo indirectamente, a través de organizaciones incrustadas en sistemas de representación, principalmente sindicatos y partidos políticos. La participación es pues necesaria para la realización de los intereses de la mano de obra”[10]. Y a continuación Przeworski trae a colación una frase que me parece sumamente relevante y que orientará posteriormente mis conclusiones respecto a la diferenciación en la práctica entre socialismo revolucionario y socialdemocracia. “Los ideales revolucionarios pueden mover la historia, pero no sirven ni para comer ni para cobijarse”[11], posteriormente, en palabras de Schumpeter, “ningún partido puede vivir sin un programa que prometa unos beneficios inmediatos”[12]. “Si los obreros quieren hacer uso de la oportunidad que les ofrece la democracia, tienen que organizarse como participantes en la política. Y aún cuando esta oportunidad sea limitada, es la única institucionalizada y posible para los trabajadores como colectividad”[13]. Para llevar la lucha como confrontación directa frente a los capitalistas, es necesaria la participación en la política democrática. Otro hecho que ayudó a canalizar de esta manera la lucha fue la represión permanente de los terratenientes y la burguesía, y a la inviabilidad de la lucha armada debido a los cambios tecnológicos en el arte militar, punto que ya destacaba Engels en 1895, el único recurso al alcance de los obreros era entonces la democracia parlamentaria.
A manera de cierre considero que es el factor de los beneficios tangibles e inmediatos lo que conlleva en el plano práctico a la renuncia de una vía revolucionaria (que descansa sobre presupuestos abstractos y proféticos) por parte de la socialdemocracia en favor del reformismo por la vía parlamentaria, “Cuando aparece la posibilidad efectiva de remediar las miserias e injusticias de la economía capitalista, el ala reformista se pone manos a la obra, convencido de que en lo más (el socialismo) está de cualquier forma lo menos (el reformismo), el revolucionario se desespera, porque teme que disminuya así la fuerza del descontento sobre el cual apoyarse para introducir un mundo mejor en comparación al cual empalidecen a sus ojos todos los mejoramientos que puedan conseguirse en el ámbito de la democracia con la práctica sindical y política. Lo menos para él obstruye el camino a lo más”[14]. Asimismo me parece sumamente interesante tomar en perspectiva las propuestas de la socialdemocracia como una manera deseable y posible de paliar muchos de los males a los cuales se enfrentan la mayoría de las sociedades hoy en día, como pueden ser la pobreza, la falta de cultura, la mala distribución de la riqueza y los efectos devastadores de las crisis económicas originadas por la falta de regulación y el agotamiento del modelo capitalista, así como las graves afectaciones y la evidente incompatibilidad de este modelo con la posibilidad de sustentar la vida por varios años en este planeta; la economía socializada y democráticamente dirigida que plantea la socialdemocracia podría servir como una alternativa para generar un desarrollo más armónico con el medio ambiente.
[1] Prólogo de El Manifiesto Comunista, España, sarpe, 1984 (autor desconocido).
[2] Marx, Karl, El Manifiesto Comunista, España, sarpe, 1984. p.40-41.
[3] Marx, Karl, ideología alemana, méxico, Ediciones cultura popular, 1972
[4] Marx, Karl, Op. Cit, España, sarpe, 1984. p. 34
[5] Marx, Karl, Op. Cit, España, sarpe, 1984. p. 31
[6] Marx, Karl, Op. Cit, España, sarpe, 1984. p55
[7] Bobbio, Matteucci, Pasquino, Diccionario de política, México, Siglo veintiuno editores, 1995, 5ta edición. P. 1358
[8] Bobbio, Matteucci, Pasquino, Op. Cit., México, Siglo veintiuno editores, 1995, 5ta edición.
[9] Bobbio, Matteucci, Pasquino, Op. Cit., México, Siglo veintiuno editores, 1995, 5ta edición
[10] Przeworski, Adam, Capitalismo y Socialdemocracia, México, Alianza Universidad, 1990. p.22
[11] Przeworski, Adam, Op. Cit, México, Alianza Universidad, 1990. p.22
[12] Przeworski, Adam, Op. Cit, México, Alianza Universidad, 1990. p.22
[13] Przeworski, Adam, Op. Cit, México, Alianza Universidad, 1990. p. 25
[14] Bobbio, Matteucci, Pasquino, Op. Cit., México, Siglo veintiuno editores, 1995, 5ta edición
Como consideración adicional, es importante tener siempre en mente al pensamiento de marx y su vocación, como una vocación eminentemente revolucionaria. Que en estos términos busca constantemente forzar el proceso histórico que se considera irremediable dadas las condiciones objetivas en la sociedad así como las contradicciones inherentes al sistema capitalista de producción. Que posteriormente marcarán el tránsito de una sociedad capitalista hacia una dictadura del proletariado u organización socialista.
La temática me parece interesante en el sentido de que las revoluciones sociales que se han llevado a la práctica y que se encuentran más apegadas a la perspectiva marxista, acompañadas posteriormente por una implementación del modelo socialista o comunista, han sido a la luz de la experiencia histórica un rotundo fracaso. Sin embargo, podemos apreciar que tras la revivificación del capitalismo después de la segunda guerra mundial y al margen de la prevalencia de este modelo en las economías de Europa; la socialdemocracia ha sobrevivido y ha sido capaz de presentarse como una manera exitosa de organización obrera así como un medio generador de conciencia de clase, sin mencionar que ha conquistado el poder político en muchos países y encaminado una serie de proyectos y reformas que tienden a la socialización y democratización de la economía. En otras palabras; es posible que de ser maduras las condiciones económicas en el mundo (cuestión que en un principio negará la socialdemocracia), el proyecto socialdemócrata es hoy la única manera viable de encaminarnos hacia una organización socialista de la economía y la sociedad.
En apego al objetivo antes planteado intentaré proceder en el trabajo de la siguiente manera: Exponer los términos cruciales así como las ideas Marxistas relevantes, socialdemocracia, etc. Y contrastarlas a nivel teórico así como en el nivel práctico que proponen.
Posteriormente abundar de manera superficial sobre algunas de las condiciones históricas, políticas, ideológicas y sociales que dan origen a las diferencias y contrastes que conllevan a considerar a la perspectiva del socialismo revolucionario y a la socialdemocracia como categorías mutuamente excluyentes. En otros términos me propongo exponer algunas de las razones por las cuales la socialdemocracia renuncia al ímpetu revolucionario y se encuadra dentro del respeto a las reglas de la democracia liberal y la aceptación dentro de ciertos límites de la economía de mercado y la propiedad privada.
Importancia del Manifiesto Comunista: materialismo histórico, lucha de clases, revolución social y partido comunista.
"Los medios mediante los cuales el comunismo obtiene sus fines presuponen una teoría de la revolución, es decir, una teoría política. Y esto es el manifiesto en su intención más perdurable: una respuesta a cómo conquistar el poder político"[1].
“La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos, se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otra franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases en pugna”[2]. Marx comprende esencialmente la historia como resultado de una tensión dialéctica entre las relaciones de producción imperantes en una sociedad y el desarrollo de las fuerzas productivas; a este respecto afirma: “Producir la vida, tanto la propia con el trabajo como la de los otros con la procreación se nos presenta así, desde ahora como una doble relación: natural por un lado y social por el otro (social en el sentido de acción conjugada de diversos individuos, no importa en qué condiciones, de qué manera y con que finalidad). De donde se desprende que un modo de producción o un estadio industrial determinados van siempre ligados a una forma de cooperación o a un estadio social determinado y que este tipo de cooperación es a su vez una “fuerza productiva”, también se desprende que la suma de las fuerzas productivas disponibles al hombre determina el estado social y por tanto es necesario estudiar y elaborar la “historia de la humanidad” siempre en relación con la historia de la industria y el intercambio”[3]. Marx afirma que toda vez que las relaciones de producción y el desarrollo de las fuerzas productivas entran en conflicto o dejan de corresponderse (conflicto que es inevitable), surge entonces una revolución social que cambia las relaciones de producción y con ello todo el edifico político, cultural y jurídico que le corresponde y justifica las relaciones de producción existentes (la estructura económica condiciona la superestructura).
En este sentido Marx expone las contradicciones inherentes al sistema capitalista y que irremediablemente tienden a su destrucción “las relaciones burguesas de producción y de cambio(…) que han hecho como por encanto tan potentes medios de producción y de cambio, se asemejan al mago que ya no es capaz de dominar las potencias infernales que ha desencadenado con sus conjuros. Desde hace algunas décadas, la historia de la industria y del comercio no es más que la historia de la rebelión de las fuerzas productivas modernas contra las actuales relaciones de propiedad que condicionan la existencia de la burguesía. Basta mencionar las crisis comerciales que, con su retorno periódico plantean, en forma cada vez más amenazante, la cuestión de la existencia de toda la sociedad burguesa”[4]. Estas crisis surgen debido a que “La burguesía no puede existir sino a condición de revolucionar incesantemente los instrumentos de producción y, por consiguiente, las relaciones de producción, y con ello todas las relaciones sociales”[5], siempre tiende a expandir mercados que después se agotan, a lo que procede una crisis de sobreproducción. Parafraseando la tesis marxista, la burguesía no sólo crea “las armas necesarias para su destrucción sino que también crea a los hombres que empuñarán esas armas, los proletarios”, “la lucha de estos pasa por diferentes etapas, su lucha comienza con su surgimiento (…) el desarrollo de la industria acrecienta el número de proletarios y los concentra en masas considerables; su fuerza aumenta y adquieren mayor conciencia de la misma. Los intereses y las condiciones de existencia de los proletarios se igualan cada vez más a medida que la máquina va borrando las diferencias en el trabajo y reduce el salario, en todas partes, a un nivel igualmente bajo”. Los proletarios tienden a unirse y establecer una lucha en términos de clases, en este sentido Marx le da el papel al proletariado de clase revolucionaria y remarca el potencial histórico del mismo como clase autoconsciente capaz de realizar la revolución social y política que reconcilia las contradicciones; finalmente el objetivo del proletariado es derrocar violentamente a la burguesía aboliendo todo modo de apropiación. El partido comunista destaca y hace valer los intereses de todo el proletariado (de diversos países), sus objetivos son la constitución de los proletarios en clase, abolición de la propiedad privada, el derrocamiento de la dominación burguesa y la conquista del poder político. Proponen convertir el capital (fuerza social, suma del trabajo acumulado) de propiedad privada a propiedad colectiva, como un medio de ampliar, enriquecer y hacer más fácil la vida del trabajador. Una vez abolida la forma de apropiación burguesa sigue la desaparición definitiva de los antagonismos de clase. "En este sentido la revolución consiste en la elevación del proletariado en clase dominante, conquistar el poder de manera violenta y en generar conciencia de clase (ser conciente de los antagonismos que existen entre la burguesía y el proletariado)"[6].
Rasgos de la socialdemocracia y principales diferencias con el socialismo revolucionario: Revisionismo, reformismo y algunos rasgos históricos.
El distanciamiento de la socialdemocracia respecto al pensamiento marxista clásico comienza con el revisionismo enunciado por Bernstein; el cual partiendo de las premisas de un socialismo científico llega a conclusiones cognoscitivas y operativas muy diversas y propone revisar muchos de los principales postulados del marxismo. Primordialmente se llega a lo siguiente: Que la concentración y acumulación de capital no se ha realizado en los términos previstos por Marx, un ejemplo de ello es la extensión de las empresas de capital social. Por otro lado ha habido mejoras en los niveles de vida de amplios sectores de la población (los salarios no tienden a caer producto de las crisis), y tampoco se ha dado una simplificación de la sociedad en su estructura y organismo. Asimismo se han revolucionado las condiciones de lucha del proletariado, cuestión que incluso volvería al Manifiesto comunista algo obsoleto, la democracia se ha transformado en conquista y herramienta popular y supera la necesidad de una insurrección violenta, por lo que la confrontación electoral y la presencia parlamentaria se transforman en el método central de avance al socialismo.
Las consecuencias prácticas de este revisionismo se cristalizan en aquello que en política llaman reformismo. "La distancia entre reformismo y revolución es clara a partir de la concepción que ambos tienen de la nueva sociedad y su relación respecto a la democracia liberal y el capitalismo. En este sentido el socialismo revolucionario es declaradamente antitético en el campo económico, político, cultural y civil al capitalista democrático; y es justamente a partir de la contraposición entre ciudad del futuro y ciudad del presente que en su seno predomina la tendencia a considerar necesaria la violencia. Reformista es en cambio aquel movimiento que apunta a mejorar y perfeccionar, tal vez radicalmente, pero sin destruir el ordenamiento existente, porque considera valores absolutos de civilización los principios sobre los que se basa; aunque pueda criticar en situaciones particulares el modo concreto de traducir en práctica dichos principios"[7]. “De ahí que en su seno predominan los sustentadores de la vía gradual y pacífica, en cuanto que la violencia podría comprometer los valores de fondo”. Los principios que se defienden son; la libertad individual, la democracia y el bienestar para todos. “No se puede negar el vínculo entre estos valores y el advenimiento de la sociedad burguesa capitalista. Sin embargo es innegable que ésta, en la sistematización producida en la fase inicial de industrialización, presenta un estridente contraste entre los principios afirmados y la exclusión de la gran mayoría de su goce efectivo”[8].
El reformismo tiene la plena convicción de que hay medidas suficientes que pueden regular la economía de mercado en vista de un funcionamiento más fácil y de una distribución más equitativa de los beneficios; en contraste los revolucionarios consideran que los bajos salarios, la desocupación permanente, la crisis de superproducción son consecuencias inevitables del capitalismo, y el ordenamiento del estado, aun liberal y democrático, refleja la realidad socioeconómica de la que emana y apunta a defenderla: es atropellado por ella, no modificado ni mejorado.
Por otra parte el reformismo considera que la eficiencia económica, alcanzable tras una injerencia regulatoria sobre las estructuras económicas, crea los medios para la participación democrática efectiva y llega por esta vía al único socialismo que tiene sentido, que es aquel realizado por las masas y para las masas, y que se muestra como un resultado del gradual crecimiento en cultura y conocimientos de una clase autoconsciente. Dicho lo anterior el reformismo puede considerarse como un socialismo liberal que concilia en su máxima expresión la libertad y la igualdad (lleva a la práctica los principios que establece la sociedad burguesa pero que debido a los efectos que genera la desigualdad distributiva de recursos, inherente a su organización se quedan muchas veces sólo en la teoría). En palabras de Bernstein. “El movimiento es todo, el fin es nada: El mejoramiento progresivo de las condiciones generales de los trabajadores y de las instituciones político sociales que lo permiten, es el bien supremo y tangible, el fin, es decir el autogobierno político y económico de las masas es una línea móvil en el horizonte, que tiene ante todo un valor direccional, pero que jamás será alcanzada, como jamás se alcanza el horizonte"[9].
Históricamente la socialdemocracia se vio en la encrucijada entre entrar en la arena de la competencia política o no. El principal cuestionamiento que se hacía a este respecto era que si la democracia liberal, producto de la burguesía, podía ser un instrumento mediante el cual se pudiera destruir a la misma burguesía; ¿No interrumpirían ellos mismos la legalidad al ver que sus intereses se encuentran en riesgo?, sin embargo desde una perspectiva histórica la socialdemocracia se vio obligada a tomar el camino de la democracia representativa y parlamentaria por varias razones.
En principio se dieron cuenta de que el sufragio universal era un agente que desencadena la lucha de clases y se erigía como un instrumento mediante el cual los obreros, que no tienen injerencia alguna en las decisiones de producción y distribución en cuanto tales, si podían tenerla en cuanto ciudadanos, “los trabajadores pueden dar curso a sus exigencias sólo colectivamente y sólo indirectamente, a través de organizaciones incrustadas en sistemas de representación, principalmente sindicatos y partidos políticos. La participación es pues necesaria para la realización de los intereses de la mano de obra”[10]. Y a continuación Przeworski trae a colación una frase que me parece sumamente relevante y que orientará posteriormente mis conclusiones respecto a la diferenciación en la práctica entre socialismo revolucionario y socialdemocracia. “Los ideales revolucionarios pueden mover la historia, pero no sirven ni para comer ni para cobijarse”[11], posteriormente, en palabras de Schumpeter, “ningún partido puede vivir sin un programa que prometa unos beneficios inmediatos”[12]. “Si los obreros quieren hacer uso de la oportunidad que les ofrece la democracia, tienen que organizarse como participantes en la política. Y aún cuando esta oportunidad sea limitada, es la única institucionalizada y posible para los trabajadores como colectividad”[13]. Para llevar la lucha como confrontación directa frente a los capitalistas, es necesaria la participación en la política democrática. Otro hecho que ayudó a canalizar de esta manera la lucha fue la represión permanente de los terratenientes y la burguesía, y a la inviabilidad de la lucha armada debido a los cambios tecnológicos en el arte militar, punto que ya destacaba Engels en 1895, el único recurso al alcance de los obreros era entonces la democracia parlamentaria.
A manera de cierre considero que es el factor de los beneficios tangibles e inmediatos lo que conlleva en el plano práctico a la renuncia de una vía revolucionaria (que descansa sobre presupuestos abstractos y proféticos) por parte de la socialdemocracia en favor del reformismo por la vía parlamentaria, “Cuando aparece la posibilidad efectiva de remediar las miserias e injusticias de la economía capitalista, el ala reformista se pone manos a la obra, convencido de que en lo más (el socialismo) está de cualquier forma lo menos (el reformismo), el revolucionario se desespera, porque teme que disminuya así la fuerza del descontento sobre el cual apoyarse para introducir un mundo mejor en comparación al cual empalidecen a sus ojos todos los mejoramientos que puedan conseguirse en el ámbito de la democracia con la práctica sindical y política. Lo menos para él obstruye el camino a lo más”[14]. Asimismo me parece sumamente interesante tomar en perspectiva las propuestas de la socialdemocracia como una manera deseable y posible de paliar muchos de los males a los cuales se enfrentan la mayoría de las sociedades hoy en día, como pueden ser la pobreza, la falta de cultura, la mala distribución de la riqueza y los efectos devastadores de las crisis económicas originadas por la falta de regulación y el agotamiento del modelo capitalista, así como las graves afectaciones y la evidente incompatibilidad de este modelo con la posibilidad de sustentar la vida por varios años en este planeta; la economía socializada y democráticamente dirigida que plantea la socialdemocracia podría servir como una alternativa para generar un desarrollo más armónico con el medio ambiente.
[1] Prólogo de El Manifiesto Comunista, España, sarpe, 1984 (autor desconocido).
[2] Marx, Karl, El Manifiesto Comunista, España, sarpe, 1984. p.40-41.
[3] Marx, Karl, ideología alemana, méxico, Ediciones cultura popular, 1972
[4] Marx, Karl, Op. Cit, España, sarpe, 1984. p. 34
[5] Marx, Karl, Op. Cit, España, sarpe, 1984. p. 31
[6] Marx, Karl, Op. Cit, España, sarpe, 1984. p55
[7] Bobbio, Matteucci, Pasquino, Diccionario de política, México, Siglo veintiuno editores, 1995, 5ta edición. P. 1358
[8] Bobbio, Matteucci, Pasquino, Op. Cit., México, Siglo veintiuno editores, 1995, 5ta edición.
[9] Bobbio, Matteucci, Pasquino, Op. Cit., México, Siglo veintiuno editores, 1995, 5ta edición
[10] Przeworski, Adam, Capitalismo y Socialdemocracia, México, Alianza Universidad, 1990. p.22
[11] Przeworski, Adam, Op. Cit, México, Alianza Universidad, 1990. p.22
[12] Przeworski, Adam, Op. Cit, México, Alianza Universidad, 1990. p.22
[13] Przeworski, Adam, Op. Cit, México, Alianza Universidad, 1990. p. 25
[14] Bobbio, Matteucci, Pasquino, Op. Cit., México, Siglo veintiuno editores, 1995, 5ta edición